Sobre el duelo y la elaboración de pérdidas
Psicología
Licenciadas en Psicología Verónica Varela y Fiorella Torres
Las personas como individuos y también colectivamente, atravesamos diferentes pérdidas o procesos de duelo a lo largo de nuestras vidas.
No todos vivimos las mismas experiencias con la misma intensidad emocional. Algunas pérdidas son las consideradas partes de nuestro crecimiento y evolución como personas y otras serán experiencias que nos toque atravesar de forma particular.
Entre las pérdidas, están aquellas que implican un duelo por muerte o fallecimiento de un ser querido, implicando un antes y un después en nuestra vida, haciendo que muchas veces, revisemos y nos preguntemos cómo seguir adelante.
Dentro de los duelos llamados simbólicos desde el punto de vista psicológico, nos encontramos con aquellos que son parte de nuestra maduración, como ser: una mudanza, el crecer y dejar la niñez, emigrar o inmigrar, un cambio laboral, una separación afectiva, entre otros. Estos procesos pueden tener una connotación interior positiva o negativa para quien los vive, y algunos de ellos, aunque sean elegidos libremente por las personas, igualmente nos llevan a atravesar un proceso de adaptación a la nueva realidad, con pensamientos y emociones particulares, como en todo duelo.
Algunas etapas que podemos transitar durante un duelo.
Al transitar un proceso de duelo es esperable que pasemos por algunas fases o etapas, aunque no siempre este proceso sucede de forma lineal. Es importante tener en cuenta que no siempre vivimos todas las etapas del proceso y en caso de ocurrir, la duración e intensidad de las mismas, dependerán del tipo de pérdida y de nuestras propias herramientas para afrontarlas. Cuando alguna de ellas se estanca o se prolonga mucho en el tiempo y nos impide continuar con nuestra vida, resulta oportuno buscar ayuda profesional.
En Pulso realizamos talleres grupales con nuestros socios en donde abordamos las etapas que podemos ir viviendo cuando estamos en proceso de duelo.
A modo de resumen, podemos atravesar por cierta negación o shock, como reacción inicial frente a la pérdida, ejemplo “esto no está pasando,” “no puede haber sucedido”, “parece un sueño todo, irreal”, entre otras sensaciones. Puede aparecer también ira o enojo, ya sea con la situación o con una persona en particular, para luego pasar por otras fases hasta llegar a la aceptación de la pérdida, para una posterior reorganización de la vida. Son fases normales y esperables y no todas las personas o grupos pasan por todas ellas.
El desafío de acompañar/nos al atravesar un duelo por muerte.
Cada persona y cada comunidad vive sus duelos de forma particular, con sus rituales, sus creencias y los valores propios que le darán a cada pérdida un lugar especial.
Al perder un ser querido, por ejemplo, muchas veces se necesitan ciertos rituales de despedida, algunos comunes a nuestra cultura occidental, por ejemplo, los velorios, entierro, decir unas palabras sobre el fallecido, gestos, entre otros. Otras formas serán propias de cada persona o su entorno y ayudarán a ir procesando ese momento: deseos del fallecido a poder realizar, considerar sus creencias, sus legados, homenajes póstumos que se realizan y emocionalmente nos ponen en contacto de a poco con la nueva realidad.
El cómo acompañamos a un ser querido que atraviesa un duelo puede marcar una diferencia en esa persona.
Algunas conductas que nos pueden ayudar en este sentido y que podemos tener en cuenta son:
- Ofrecer a la persona realizar gestiones concretas de esos días, sin ir más allá del día a día
- Escuchar cómo se siente y piensa sin juzgar según nuestro pensar y sentir. Somos todos diferentes y cada vinculo es único.
- Tener presente si hay alguna persona en especial que pueda acompañar en ese momento y ofrecernos de nexo para contactarle.
- Entender que esa persona tiene toda su energía puesta en el proceso de duelo, por lo que es importante poder postergar y orientarle en qué cosas delegar o priorizar si así lo necesita.
¿De qué formas podemos reaccionar ante un duelo o pérdida?
No debemos olvidar que, ante los duelos, tenemos diferentes tipos de reacciones, las cuales abarcan desde el área de las emociones (sentimientos), las sensaciones físicas, las cogniciones, hasta nuestras conductas diarias.
Por ejemplo, el sentimiento de tristeza puede ser expresado mediante las lágrimas, siendo uno de los sentimientos más comunes entre aquellas personas que han sufrido alguna pérdida. La ira también se expresa porque la persona no pudo evitar la pérdida. El sentimiento de culpa también aparece, ya que refiere a algo que podría haber sucedido pero que no ocurrió en los momentos previos al duelo. La ansiedad deviene de la sensación de no poder protegerse, principalmente de la muerte.
Pueden aparecer también sensaciones físicas que se relacionan, por ejemplo, con sensación de vacío gástrico, opresión en el pecho, dificultad en la respiración, falta de energía, debilidad, entre otras.
A nivel de las cogniciones, aparece la preocupación, la confusión, la incredulidad, pensamientos sobre que el fallecido se ubica en lo temporo espacial y en algunos casos alucinaciones auditivas y visuales. Las mismas conducen a que la persona pueda llegar a presentar trastornos de sueño, dificultad en la alimentación, hiperactividad, llanto, suspiros, etc.
Para que podamos procesar y elaborar nuestras pérdidas es necesario que aceptemos y tengamos pleno contacto con el malestar profundo que nos genera.
Al final del camino, sin dudas seremos otras personas, en tanto podamos aprender a integrar lo que hemos perdido a una vida con un nuevo sentido.